Le dice un cliente a una azafata, después de una discusión, que le está resultando una persona muy desagradable.
Y ella le contesta: Sin embargo, usted a mí me parece una bellísima persona, pero podemos estar los dos equivocados.
Después de un pollo monumental por overbooking, le dice el cliente a una azafata de mostrador: Señorita ¡No sabe usted con quién está hablando!
Se vuelve la chica a su compañera y le dice: ¡ Mira, otro gilipollas que no sabe ni cómo se llama !
Macho ibérico haciéndose el gallito con la azafata delante de los amigotes: Señorita, por el precio que he pagado por este billete ¿puedo tocarle el culo?
Ella, muy digna y sin inmutarse, le dice: Déjeme que lo compruebe. Y empieza a mirar el billete hoja por hoja. Cuando acaba le dice: Pues no..., pero por este precio tiene derecho a que le dé por culo el comandante.
- ¡Señorita, este vino sabe a pene!.
- Es imposible, señor, sólo servimos vinos de excelente calidad. Debe ser que le está repitiendo algo que haya comido antes.
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